El agua del mar se capta a 2,2 kilómetros de la costa y a 30 metros de profundidad. Llega a la costa gracias dos tuberías de 1,8 metros de diámetro. Desde ahí, una estación de bombeo impulsa el agua hasta la desaladora, mediante una tubería de dos metros de diámetro y tres kilómetros de longitud, que pasa por debajo del río Llobregat. Se ha escogido este punto de captación ya que es el lugar más próximo que garantiza una calidad del agua suficiente sin ser afectado por la desembocadura del río ni por la ampliación del puerto.
El agua del mar ha de limpiarse de impurezas antes de llegar a la osmosis inversa. En una primera etapa de pretratamiento se realiza una depuración por flotación. En diez tanques se inyecta aire desde el fondo y se añadiran diversos reactivos para coagular la materia en suspensión, hacerla flotar y de esta manera poder retirarla. En esta etapa, el agua se desinfecta con dióxido de cloro e hipoclorito sódico.
El caudal pasa entonces la primera filtración. Se tracta de un conjunto de 20 filtros de arena abiertos, con dos capas. La segunda filtración se realiza mediante 20 filtros a presión también con dos capas de arena. La tercera filtración se realiza con filtros de cartucho de 5 micras.
El siguiente paso es la entrada del agua pretratada y filtrada en el sistema de osmosis inversa. Será impulsada con una presió de 70 atmósferas a las membranas filtrantes, que sólo dejarán pasar el agua y no la sal ni el resto de elementos que aún contenga.
Estos filtros tienen una medida de paso de una milèsima de micra, la planta tendrà 10 bastidores de osmosis inversa, con una capacidad de 20.000 m3 al día. El rendimiento del sistema será del 45%. De cada 100 litros de agua de mar, 45 se convertirán en agua potable y 55 retornarán al mar.
El agua resultante será demasiado puro para su consumo. Necesitará ser remineralizada con camas de calcita y hidróxido sódico. También volverá a desinfectarse con dióxido de cloro.